Durante su reciente visita al Teatro Colón en Buenos Aires, la pianista china Yuja Wang anunció que será la cara de Esteè Lauder. El contratenor polaco Yakub Orlinsky representa a BMW Polonia. Michael Bublé lleva en el pulso relojes de Rolex. La lista sigue…
Estos artistas embajadores de marca son esenciales para las empresas más reconocidas. Estas almas creativas, cuidadosamente seleccionados, personifican los valores de la empresa. Su imagen personal y su conexión con sus públicos aportan autenticidad y credibilidad a os productos y servicios que representan. Al colaborar con estos embajadores culturales, las empresas ganan visibilidad y una conexión emocional más profunda con su audiencia. Los podemos considerar guardianes del alma de la marca, y su influencia trasciende los números y llega al corazón de la gente.
Cómo funciona esto?
El alma creativa de estos embajadores debe ser afín a los valores propuestos por la empresa que los elige, contribuyendo con su imagen a la narrativa de la marca, conectándose con sus públicos de modo profundo,
La elección de los artistas convocados es un arte en sí mismo. No se trata solo de su fama o seguidores, sino de su capacidad creativa, sus valores artísticos más verdaeros. Los embajadores deben resonar con los valores y la esencia de la marca. Como un pincel que encuentra su lienzo, los artistas seleccionados deben ser una extensión natural de la identidad de la empresa.
Estos embajadores no solo llevan una etiqueta; son emblemas vivientes y con su estilo, su voz, su presencia en redes sociales, contribuyen a la historia que la marca quiere contar. Cuando un artista se alinea con una empresa, su imagen personal se fusiona con la de la marca. Es un matrimonio de influencias mutuas.
Son también mensajeros culturales. A través de sus obras, conciertos o exposiciones, conectan con el público de manera profunda. Su respaldo genuino a la marca trasciende la publicidad tradicional. El público no solo ve un logotipo, sino a un ser humano apasionado que cree en lo que representa.
¿Qué ganan
las empresas al convocar embajadores culturales? ¡Mucho! Estos artistas proponen y proyectan autenticidad, credibilidad y emoción. Sus
seguidores se convierten en seguidores de la marca o pueden interesarse en ella. Además, su alcance social
amplifica el mensaje de la empresa. Es un círculo virtuoso: la marca nutre al
artista, y el artista nutre a la marca. Al final, todos ganan.