lunes, 28 de marzo de 2016

Marketing Cultural: En Nueva York, una alianza ideal entre City Parks Foundation y Capital One Bank

Les presento en este artículo para la Asociación Argentina de Marketing, una entrevista con Heather Lubov, especialista norteamericana, en la que nos cuenta algunas de sus experiencias en el trabajo con grandes marcas, al frente de organizaciones culturales.


 











Cuando una gran población cuáquera huyó de persecuciones religiosas en Inglaterra a mediados del siglo 17, para instalarse en las colonias inglesas en Norteamérica, llevó consigo la creencia firmemente enraizada de que la danza, el teatro, la pantomima, y hasta la pintura y la escultura eran actividades aberrantes y pecaminosas, que debían ser evitadas. Al contrario de sus pares franceses –los hugonotes, quienes en cambio sí apreciaban y cultivaban las artes-, esta comunidad protestante, que pasaría a ser parte importante de la historia y de la sociedad estadounidense, combatía vehemente toda actividad artística.

Estas comunidades que se estaban expandiendo velozmente proponían también el concepto de que todo hombre y mujer de bien era resultante de lo que sucedía a su alrededor, en su comunidad. Y por eso, en señal de agradecimiento, se debía devolver a esa sociedad parte de lo que la misma había provisto para el bienestar propio. El pago de diezmos y los aportes caritativos con el correr del tiempo se transformaron en la filantropía corporativa, arraigada profundamente en el país del norte.

Hay quienes afirman que esa (hoy incomprensible) actitud anti-cultura, radicada tal vez de modo inconsciente en un lejano pasado religioso, sería la razón por la que en Estados Unidos no existan ministerios de cultura. Y que el financiamiento público de las artes sea mucho menor que los montos de las donaciones a las artes (y las deducciones fiscales que benefician a esos donantes)… o por las alianzas realizadas con empresas, en el marco del marketing cultural.

Pero al margen de la filantropía, algunos de los bancos e instituciones financieras más importantes de los Estados Unidos fueron fundados por descendientes de esos cuáqueros que huyeron de Inglaterra. Y esas organizaciones, tanto allí, como aquí en Latinoamérica, necesitan acercarse a sus clientes (y atraer a nuevos consumidores) cada vez más, a través de grandes experiencias, lo que puede resultar difícil para públicos cada vez más exigentes.

Es en este marco que hoy les presentamos una entrevista con Heather Lubov, especialista norteamericana, que comparte con nosotros algunas de sus experiencias en el trabajo con grandes marcas, al frente de organizaciones culturales.  Heather es actualmente la Directora Ejecutiva de City Parks Foundation de Nueva York, una organización sin fines de lucro que ofrece programas artísticos, deportivos y de desarrollo comunitario en todas las plazas y parques públicos de esa ciudad. Previamente fue Vicepresidente de Desarrollo Institucional en el Park Avenue Armory, una organización artística sin fines de lucro dedicada a la presentación de artes visuales y performáticas no convencionales, y de la  New York Public Library. 

  - Desde City Parks Foundation Uds. llevan adelante un gran trabajo de actividades culturales libres y gratuitas para la comunidad, que cuentan con presencia visible de las marcas que los acompañan. ¿Qué criterios toman en cuenta al momento de identificar a esas marcas que comparten los mismos valores que su organización?

- Prestamos mucha atención a las encuestas que realizamos entre nuestro público, para poder acercarnos a las marcas que están interesadas en proveer acceso gratuito –un ejemplo- a las artes o actividades culturales y/o recreativas. Conociendo los valores de nuestro público buscamos entonces entre estas marcas, a aquellas que comparten esos mismos valores.
Capital One Bank es el banco auspiciante principal de nuestro programa Summer Stage. Ellos buscaban la oportunidad de mostrarse en la ciudad de Nueva York en múltiples espacios, y el programa les resultó perfecto porque incluye la presentación de conciertos libres y gratuitos en 16 parques distribuidos en toda la ciudad, y especialmente en aquellos espacios públicos cercanos a las sucursales del banco. De este modo, entendían que podían hacer una conexión muy cercana y local con el público.

(NOTA: Summer Stage es el festival gratuito de artes performáticas más grande de la ciudad de Nueva York, incluyendo Manhattan, Queens, Brooklyn, entre otras zonas.  Desde 1986, durante el verano boreal, presenta en los parques y plazas de toda la ciudad, a artistas y géneros teatrales variados que reflejan la diversidad de culturas y comunidades que conviven en la misma, con la intención de proveer entretenimiento gratuito de calidad y de construir nuevos públicos que desarrollen su interés por el mundo del arte).

- ¿Además de aportes monetarios, han habido marcas auspiciantes que les hayan ofrecido otras alternativas de apoyo?
 

- Nuestra realidad incluye a muchos auspiciantes que nos proveen productos o servicios. En Summer Stage hemos incorporado a una reconocida marca de cerveza que nos brinda una cantidad determinada de producto, que usamos para eventos especiales en el marco del programa. Esto nos permite “mimar” a quienes nos apoyan sin un costo adicional para nuestra organización, y a la marca le sirve para establecer una conexión con nuestros conciertos. Otro buen ejemplo es el caso de una reconocida agencia de publicidad, que diseña todo nuestro material de comunicación de marketing, sin cargo. También puedo mencionar a varias emisoras de radio que nos ceden espacio publicitario, sin cobrarnos. Esto es muy importante ya que se trata de acceder a un medio de comunicación que sabemos es clave para nuestros públicos y al cual no tendríamos llegada por sus elevadísimos costos. Y a las emisoras les interesa aliarse a nosotros de este modo, más allá de lo que sería la simple lectura de nuestras gacetillas.

- Una vez que han concretado una alianza con una determinada marca, qué nivel de compromiso percibe de sus contrapartes en la empresa? 

- Los niveles de compromiso varían. El equipo de Capital One Bank está muy involucrado, hablamos todas las semanas con su gerente de marketing y coordinamos las diversas actividades. Ellos aprovechan las oportunidades que les generamos en los conciertos –sus clientes asisten como espectadores VIP-. Para cerrar la temporada hacemos un concierto destinado exclusivamente a ellos, al cual el banco los invita en agradecimiento por su confianza en la marca. En este caso específico, el banco cubre todos los costos, y nosotros producimos el evento.

Otras marcas, como Disney, seleccionan los 3 ó 4 conciertos para públicos más familiares dentro de nuestra programación (alrededor de 60 eventos anuales) y realizan acciones especiales antes o después de los mismos. Es verdad que en concreto son auspiciantes de toda nuestra programación, pero no tienen los recursos humanos necesarios para cubrir anualmente más que estos 3-4 conciertos. De todos modos, nos seguimos eligiendo mutuamente por compartir valores importantes para las familias. Y por último están aquellas marcas con las que compartimos valores en común, pero que no se involucran de ninguna forma más allá de cumplir con los pagos pactados - y luego dejan absolutamente todo en nuestras manos-.

- ¿Considera que los resultados de estas alianzas corresponden a sus expectativas al momento de negociarlas e implementarlas?

- El caso de la alianza con Capital One Bank es excelente. Inicialmente hicimos un convenio por un año, con opción a renovarlo por dos años más, cosa que hicieron con gran entusiasmo ya que consideraron que tuvieron una gran experiencia, como marca, para sus clientes, y para el público de su comunidad que accedió a grandes shows gratuitos. Pudieron premiar a sus clientes con el acceso a sectores VIP, ofrecerles bebidas sin cargo, y el concierto especial al final de la temporada ya es considerado un gran logro del área de marketing del banco, dada la repercusión en la prensa y el feedback positivo que reciben de sus clientes. Creo que parte de esto también es económico y se debe a que la empresa no maneja los presupuestos de marketing que sí tienen los grandes bancos de Nueva York, y que nosotros nos cotizamos de modo más accesible que otras grandes organizaciones culturales. Es un win-win para todos. 

- ¿Cómo es el proceso de feedback que recibe de sus partners? 

- Estoy en contacto permanente con las marcas que nos apoyan. Nos dicen si sienten que lograron cumplir con sus objetivos de marketing a través de su auspicio. A veces consideran que sí, a veces creen que no. Tuvimos hace un tiempo una empresa prepaga médica que nos comentó que no lograron convertir en nuevos asociados a los leads que se generaron en nuestros conciertos. Obviamente, eso  está más allá de lo que nosotros podemos hacer. Pero estén seguros de que de nuestra parte hacemos todo para facilitar que una alianza de este tipo sea exitosa. 

- ¿En términos generales, cómo percibe la experiencia global de trabajar con las marcas que, en el marco de Marketing Cultural, auspician su organización? 

- No hay una experiencia generalizada. A veces te toca trabajar con gente maravillosa, que resultan grandes partners. Y en otras ocasiones hay equipos que no están verdaderamente interesados en trabajar colaborativamente, lo que es una pena, porque no ayuda al éxito de la alianza. Pero nosotros siempre tratamos de facilitar todo lo que sea necesario para que las cosas que planeamos conjuntamente se concreten y sobre todo, para que las marcas sientan que su asociación con nosotros es un éxito. 

Las prácticas compartidas por esta especialista no difieren en mucho de otras similares concretadas en la Argentina. Hace muchos años, el director general de una de las casas de ópera más importantes del continente contaba que, instantes antes de firmar un convenio de auspicio con una gran marca global de bebidas no alcohólicas, el gerente de marketing de la empresa le preguntó “¿Cuántas botellas más de bebidas cree Ud. que vamos a vender a raíz de este acuerdo?”. El director le respondió que lo ignoraba, pero que sabía que la marca iba a posibilitar que mucha más gente se acercara por primera vez a los espectáculos líricos que la casa producía.

Facilitar el acercamiento de experiencias artísticas únicas y novedosas a la comunidad es una gran forma de decirle a esa sociedad que la marca piensa en ella… Y más allá de la cantidad de leads convertidos o de productos vendidos, el marketing cultural es una poderosa herramienta que ayuda a entretener, inspirar y conectar entre sí a la gente.

jueves, 24 de marzo de 2016

Museos que se preparan para el futuro

Para estar mejor preparados para una gran experiencia museística en el futuro es necesario actuar hoy. El Center for the Future of Museums (CFM),  parte de la American Alliance of Museums, publicó recientemente su  edición 2016 de tendencias. Se trata de un informe anual que evalúa y analiza  las tendencias que los museos deben considerar si desean adecuarse a los visitantes del futuro -no tan lejano-, cada día más conectados, exigentes y ávidos por nuevas experiencias.

Las recomendaciones de este informe incluyen prestar particular atención a su diseño de identidad, comunicación, y al uso de tecnologías de realidad virtual.

Gran nota resumiendo el reporte: 9 Things Museums Can Do To Improve The Way We Experience Art



Innovación con otros

El tema del próximo Congreso Latinoamericano de Estrategia -SLADE 2016- a realizarse en Montevideo, es Redes y Alianzas Estratégicas: Una oportunidad para la región en un mundo en cambio.

En ese marco, el concepto de coopetencia explicado a través un exitoso caso de colaboración entre Nike, Kanye West y una ONG. Gracias a Fernando Cerutti por presentar mi nota como caso de análisis!

Innovación con otros 

miércoles, 23 de marzo de 2016

Marketing Cultural: Un diálogo entre diferentes idiomas con grandes resultados

"Un idioma distinto es una visión diferente de la vida”. Federico Fellini 

¿Qué tienen en común un rapero, una gran marca de equipamiento deportivo y el Ejército de Salvación? En el año 2008, entre los nominados a mejor performance de Rap por un dúo o grupo en los Premios Grammy se encontraba “Better Than I’ve Ever Been”, un tema de autoría del popular y controvertido rapero Kanye West. 



Nota para la Asociación Argentina de Marketing, en Un diálogo entre diferentes idiomas con grandes resultados

¿Qué tienen en común un rapero, una gran marca de equipamiento deportivo y el Ejército de Salvación? En el año 2008, entre los nominados a mejor performance de Rap por un dúo o grupo en los Premios Grammy se encontraba “Better Than I’ve Ever Been”, un tema de autoría del popular y controvertido rapero Kanye West. La canción nació como resultado de una propuesta realizada al músico por la agencia creativa de Nike,  que ese año celebraba los 25 años del lanzamiento de sus zapatillas Air Force-1. En esa alianza entre músico y empresa -que duró 5 años- la nominación al premio Grammy fue un hecho inesperado que muestra cómo una idea creativa y bien ejecutada puede, según el fundador de la agencia, Rob Stone, tener un impacto mucho mayor que una campaña de publicidad tradicional. Para Stone, esta nominación representó la posibilidad de hacer crecer a Nike a través de un canal inexplorado por la marca. A West le permitió conectarse una vez más con su público. Y el 100% de la recaudación por la venta de la canción en I-Tunes fue destinada por la Nike Youth Sport for Change Fund a apoyar las actividades deportivas de varias asociaciones civiles dedicadas al desarrollo infantil, entre ellas el Ejército de Salvación.

Este ejemplo de relación exitosa y sustentable entre un artista, producto o servicio cultural y una empresa ya ha trascendido el modelo tradicional de auspicios –entendido como el intercambio de beneficios para ambas partes, apoyado en el desarrollo de branding y de acercamiento a los respectivos públicos-. El caso muestra también la evolución e innovación posibles en las relaciones entre las artes y empresas. Nos recuerda también que si una relación así es buena para las artes, y es buena para las marcas, seguramente lo será también para la comunidad.
 
Queda claro que este acercamiento ideal entre artes y empresas debe estar basado en un intercambio igualitario de beneficios, o de otro modo una relación fructífera no sería sostenible a mediano  o incluso largo plazo. Y sobre todo, que debiera estar basada en los mismos factores de toda relación humana en búsqueda de una experiencia positiva: la buena comunicación, la honestidad (sin caer en la vulnerabilidad), y la confianza mutua.

¿Pero puede suceder que las marcas no sepan acercarse a los proyectos culturales de modo proactivo, y cuando lo hacen, en muchos casos no hablen el mismo idioma de sus contrapartes artísticas? Es cierto  que conceptos como target, misión y visión, retorno sobre la inversión, branding, negocio, estrategia, etc., términos cotidianos en el ámbito empresario, siguen siendo considerados, por muchos todavía en el ámbito de la cultura, como parte de un idioma muy alejado de las verdaderas experiencias artísticas. Cabría preguntar entonces qué pueden hacer las empresas para acercarse a este mundo creativo, que por otro lado, es cada día más consciente de que necesita a estos aliados, pero que no termina de comprenderlos (¡o incluso aceptarlos!) del todo.

Suele suceder que los responsables de crear, implementar y gestionar productos y servicios culturales no tengan en claro - dejando de lado a las grandes organizaciones, en su mayoría- el impacto potencial que pueden provocar en este nuevo público, al que no están acostumbrados, y sobre todo, en los clientes de estos nuevos aliados, y el valor que poseen, más allá del intrínsecamente artístico. Además, acostumbran padecer de la falta de personal especialmente capacitado para llevar adelante el proceso de identificación de los candidatos para lograr un maridaje perfecto entre empresa y su propia propuesta artística, para contactarlos, ofrecerles propuestas concretas y profesionales, negociarlas, y en caso de concretar una alianza, gestionar sostenida y exitosamente en el tiempo los aspectos extra-artísticos de la misma. Y un detalle -no menor- a recordar es el ego artístico…

Algunas de estas alianzas pueden traducirse simplemente en un banner en el hall de una galería, o la presencia de un logomarca en un catálogo, a cambio de apoyo financiero limitado, o la provisión de un servicio. Pero para construir mucho más que eso, y perpetuar en el tiempo una relación positiva entre artista y marca, un diálogo honesto es necesario para que ambas partes puedan explorar conjuntamente el alcance potencial de esa sociedad, definir sus valores y segmentos de mercado comunes, y que en definitiva, ese maridaje sea una herramienta estratégica a la hora de concretar objetivos, tanto comerciales como artísticos.

De todos modos, hay nuevas instancias de formación de gestores culturales que en los últimos años están cambiando eso y propiciando vías de diálogo más fluidas, aunque no sean las ideales todavía. Mucho se ha hecho (y se sigue haciendo) para que las mentes artísticas puedan aprender a hablar sin miedo el idioma del mundo de los negocios… Capacitaciones en administración y gestión profesional de las artes, o de desarrollo profesional para artistas emergentes, por ejemplo, están logrando allanar, aunque trabajosamente, el camino para que el diálogo con las marcas sea más exitoso.

En contraparte, existen varios factores que las marcas deben tener en cuenta al aliarse a una organización cultural, grande o chica. En primer lugar, no perder de vista que la integridad artística del servicio o producto es inalterable… Si lo han elegido, es justamente porque lo artístico es su razón de ser, y la marca está convencida de que su público responderá a la propuesta artística (el ejemplo de West viene al caso ya que mencionó oportunamente que la agencia creativa de Nike le dio absoluta vía libre para crear el tema musical).

A su vez, las empresas deben entender que las organizaciones artísticas, y muy especialmente aquellas dedicadas a la producción en vivo, sea una zarzuela o un espectáculo de tango, tienen sus propios tiempos que no pueden ser apurados. Y, si se ha pactado un determinado uso de recursos disponibles, muchas veces es complicado exigir inesperada o repentinamente la provisión de otros sobre los que no se haya conversado previamente, ya que seguramente la organización no los tendrá incluidos en su presupuesto, o no podrá tener tiempo y/o espacio disponible para llevarlos a cabo, por ejemplo. Y por último no viene mal recordar un fenómeno común entre el público consumidor de servicios y productos culturales: Es un público que en general no aprecia la sobreexposición de marcas, aun en los casos en que es consciente de que gracias a ellas esté accediendo a ese espectáculo o libro que está consumiendo… Una sobreexposición marcaria puede sin dudas resultar contraproducente para la propia marca, llegando en algunos casos límites a resultados inesperados en términos de pérdida de imagen, repercusiones negativas en los medios y en las redes sociales, etc.

Una alianza exitosa entre una empresa y un servicio cultural va mucho más allá de un mero patrocinio. Como escribiera Richard Florida en “La clase creativa. La transformación de la cultura del trabajo y el ocio en el siglo XXI”, la creatividad es claramente una importante fuente de valor económico. Y para que ese valor sea compartido positivamente, es esencial que estas alianzas, además de la confianza y la honestidad, compartan otras características, tales como una visión estratégica conjunta de los objetivos a lograr, la flexibilidad para negociar con el otro entendiendo qué beneficios busca, la reciprocidad, la colaboración, y el compromiso hacia el crecimiento mutuo. Y sobre todo, entender que se trata de relaciones entre pares, y no de dependencia de una de las partes.

Empresa y cultura. Un diálogo para que más públicos puedan acceder a nuevas perspectivas sobre el mundo que los rodea, para que sus corazones sean transportados a otras realidades, y para que la comunidad, en muchos casos, se vea beneficiada.  Un enorme desafío, que, tomando las palabras de Fellini, logra que diferentes miradas sobre la vida confluyan en un objetivo para el bien común. Y al final de cuentas, de eso también trata el Marketing Cultural.




Marketing Cultural: Compartiendo valores y experiencias estimulantes para un mundo mejor

“Las artes encarnan las competencias apreciadas en el mundo de los negocios: El pensamiento crítico, la habilidad para desafiar la sabiduría convencional, la capacidad para percibir objetos cotidianos desde nuevos ángulos, el aprovechamiento de los nuevos medios, las nuevas formas y las nuevas tecnologías, y la habilidad para tomar prestadas cosas que funcionan en otros entornos y hacerlas funcionar en el ámbito propio”. Saul Eslake, Economista Jefe, Australia & New Zealand Banking Group ANZ 

 

Nota para la Asociación Argentina de Marketing en

Compartiendo valores y experiencias estimulantes para un mundo mejor

Cuando en el año 1980 el Vaticano tomó la decisión de emprender la restauración integral de los frescos pintados por Michelangelo Buonarroti en la Capilla Sixtina, fue necesario buscar un partner que dispusiera de los recursos para financiar los trabajos. Así nació una alianza entre la Santa Sede y  la Nippon Television Network Corporation de Japón, que proveyó los fondos durante los años que llevó el proceso de restauración. La cadena de televisión japonesa invirtió en su momento alrededor de 4 millones de dólares, y se aseguró los derechos exclusivos sobre las fotografías y la filmación de los trabajos, con lo que pudo producir varios documentales, libros de arte, y muestras fotográficas sobre todo el proceso. El Vaticano pudo restaurar lo que es considerado una de las obras de arte más trascendentales de la historia. Y el público –cerca de 6 millones de turistas visitan anualmente la Capilla Sixtina- se transformó en el mayor beneficiario, pudiendo disfrutar de la experiencia de sumergirse en un espacio que recuperó sus colores originales, tal como fueron plasmados por el artista hace 500 años.

La recientemente reinaugurada Fontana di Trevi en Roma (con una restauración financiada por Fendi) o el aporte de Tod’s a las obras de recuperación del Coliseo son otros ejemplos de acciones de marketing cultural realizadas por marcas que decidieron asociarse al prestigio otorgado por estos dos hitos del patrimonio cultural de la humanidad.

¿Qué es el marketing cultural?

Toda acción de marketing que utiliza la cultura como vehículo de comunicación para difundir tanto una actividad cultural como la marca que la patrocina es considerada una acción de marketing cultural. En otras palabras, es el conjunto de acciones y estrategias que tienen por objetivo fomentar en la sociedad el interés por actividades culturales a través  de su difusión y publicidad, a la par que colabora en el proceso de creación y/o consolidación de imagen de quien la lleva adelante.

Así, cumple con varios propósitos, focalizados en la provisión de aportes simbólicos a la sociedad, y en el aprovechamiento de esos mismos valores por parte de organizaciones de otro tipo. Por eso, no sólo es una herramienta de promoción de un producto o servicio cultural, sino que tiene la ventaja de agregar valor a la identidad institucional y a la imagen que el público percibe  de la empresa u organización que utiliza esta herramienta. Así, todas las estrategias creadas para apoyar, difundir, y ayudar a viabilizar proyectos y programas presentados conjuntamente por organizaciones culturales y del sector privado, pueden entenderse en este marco.

Entusiasmo, pasión, riesgo y originalidad suelen ser atributos característicos de los proyectos culturales de todo tipo, acompañados de la capacidad para estimular positivamente al público.  Y las propuestas artísticas con solidez creativa, prestigio, posicionamiento cultural y por qué no, glamour mediático, se constituyen en vehículos ideales para crear desde un sentido de pertenencia hasta cumplir con un sueño aspiracional.

Todo esto constituye un concepto clave a tener en cuenta en el mundo hipercompetitivo de hoy, cuando cada vez más empresas buscan generar mayor valor para sus marcas, construyendo lazos profundos, duraderos y sustentables con sus públicos y la comunidad, y brindando nuevos beneficios a sus consumidores (y staff, partners, clientes y accionistas). La apertura natural hacia la innovación y el cambio que caracterizan la producción del mundo cultural resultan entonces muy tentadores para esas organizaciones que buscan justamente establecer diferencias con sus competidores.

A su vez, los proyectos culturales enfrentan varios desafíos, en mayor o menor grado: públicos que envejecen o son atraídos por otras ofertas no siempre similares, costos de producción en constante aumento, la baja rentabilidad,  la concentración en la búsqueda de la excelencia artística que deja muchas veces (por cuestiones de asignación de prioridades) en segundo plano la llegada del producto final al consumidor, etc.

La adquisición de ventajas en términos de reputación, de posicionamiento de mercado y branding, el compromiso sustentable con la comunidad, y en algunos casos beneficios operativos y  fiscales, son entonces el resultado de esta alianza que resulta ideal para ambas partes.

Relevancia 

Patrocinio y auspicios. Campañas publicitarias. Desarrollo de merchandising. Marketing de relacionamiento. Endomarketing. Marketing directo. Promociones. Database marketing. Editoriales. Se puede decir que prácticamente no hay alternativas que no sirvan para cumplir con los objetivos propuestos si son bien diseñadas e implementadas. Una vez que una marca ha determinado que comparte los mismos valores que un producto o servicio cultural, y que aliarse al mismo será importante para concretar o acercarse a su visión como organización, la creatividad no tiene límites.

Por ejemplo, cuando una empresa patrocina una exposición en un museo importante, además de asociarse a un nombre de prestigio,  se le abren diversas instancias de comunicación: la difusión de su marca a través de una campaña publicitaria específica; la creación  de experiencias únicas y exclusivas de relacionamiento entre sus clientes y los artistas; la realización de talleres especiales de capacitación; el desarrollo de una línea especial de merchandising; la publicación de catálogos y la edición de films; la realización de encuestas  en un público segmentado y bien predispuesto; invitaciones especiales; y la lista sigue… Lo mismo puede ocurrir al aliarse a un proyecto cultural de menor envergadura, pero de gran relevancia -por sus valores- para un segmento específico de consumidores.

En esta búsqueda permanente de nuevas propuestas de comunicación, los productos y servicios culturales son ideales para lograr conexiones con los diferentes públicos de las marcas. La inspiración, el sentido de bienestar, y la pasión que pueden generar estas actividades, si bien aprovechadas, pueden ser claves a la hora de fidelizar a esos públicos. Y es importante mencionar que este concepto es amplio y accesible para todos los gustos, desde las manifestaciones artísticas más populares hasta aquellas consideradas de elite: una ópera, un festival de reggaetón, una exposición retrospectiva de un artista, una edición limitada de un libro, un concurso artístico, el  apoyo a una escuela de artes, son sólo algunos ejemplos.

A lo largo de los últimos años, en este marco, las gerencias de Marketing han entendido y logrado capitalizar las ventajas de esta herramienta. Y las áreas de Recursos Humanos y de Responsabilidad Social Empresaria también lo han entendido claramente: El consumo de actividades culturales  incrementa el capital intelectual de hombres y mujeres de todas las edades y sin ningún tipo de distinción; ayuda a crear valores positivos y a desarrollar ciudadanía; y en muchísimos casos colabora con la creación de un mundo más sustentable… y esto incluso si el producto o servicio consumido es entendido por su público como entretenimiento puro! Además, ayuda a transmitir a la comunidad la idea de que la empresa no está exclusivamente focalizada en la obtención de lucro, y que incorpora genuinamente a su negocio la responsabilidad social. Es por eso que cada vez más estas áreas toman la iniciativa en establecer alianzas con organizaciones culturales, grandes o pequeñas, públicas o privadas.

Si inicialmente las empresas empezaron a dedicar recursos a acciones de marketing cultural de modo tímido, los resultados obtenidos en términos de visibilidad y solidez para sus marcas resultaron más que positivos con el tiempo. La percepción pública de que una marca participa del proceso de creación, desarrollo y mantenimiento de valores culturales de la sociedad en la que se encuentra –y a la que sirve- posibilita la construcción de una imagen sólida. La diferenciación que logra al aliarse a valores específicos, la posibilidad de diversificar su mix de comunicación, y la mencionada necesidad de posicionamiento socialmente responsable, determina sin dudas que la inversión en marketing cultural sea una gran oportunidad.

Mecenazgo 

La Argentina se caracteriza por una variadísima oferta cultural signada por la enorme creatividad, la libre expresión de las ideas, la búsqueda de la excelencia artística y la pluralidad de miradas. El desarrollo del marketing cultural en los últimos años muestra que la mirada del ámbito empresario está puesta en esa oferta.  A su vez, esta gran diversidad en la oferta cultural no es siempre accesible de manera democrática a todos los sectores de la sociedad, lo que representa un enorme desafío.
A lo largo de la historia han existido artistas que han contado con el sostén de benefactores que les han brindado recursos y apoyo de todo tipo para que pudieran desarrollar su pasión creadora. Desde la antigua Roma, con Cayo Mecenas (considerado el primero y de quien se ha tomado prestado su nombre para asignar a estas personas) hasta los papas Julio II y Clemente VII, quienes apoyaron a Michelangelo en su labor en la Capilla Sixtina, el apoyo financiero a las artes ha sido vital.
 
Es por eso que la valoración de la actividad cultural como elemento formador de ciudadanía y como elemento clave en la identidad de los pueblos ha sido entendida y fomentada desde los estados a través de diversas leyes de incentivos fiscales, en afinidad con el artículo XXVII de la Declaración Universal de Derechos Humanos, y con el artículo XV del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, aprobados por las Naciones Unidas.

La creación de leyes de mecenazgo en diversos países ha mostrado ser una eficaz herramienta para propiciar, apoyar y difundir la actividad cultural. Con mayor o menor grado de presencia marcaria según las legislaciones vigentes en los diferentes países que poseen estas leyes, el sector privado ha comprendido la importancia de sumarse al campo cultural, independientemente de los incentivos y beneficios fiscales que pueden obtener a cambio de brindar su apoyo.

Claramente existe una diferencia entre marketing cultural y mecenazgo: Ninguna empresa invierte en una actividad cultural porque sí, o sin perseguir un fin específico en términos de llegada a su público, cuidado de su imagen o incluso rédito económico. Y al asignar recursos según las leyes de mecenazgo, la empresa en teoría no aguarda ningún tipo de retorno. Sin embargo, la transforma en una organización socialmente responsable e involucrada con la comunidad, algo que, bien comunicado, es una acción que puede brindarle muchísimos beneficios.

Experiencias inspiradoras

Aportes dinerarios. Provisión de productos, insumos, servicios.  Intercambio de knowhow. Facilitación de procesos. Estas son apenas algunas de las variantes que pueden subyacer tras una acción de marketing cultural, que para ser efectiva debe tener siempre en cuenta la identidad de ambas partes, el público destinatario, y los objetivos a lograrse. Compartir valores con el público puede ayudar a fidelizar clientes, a atraer a nuevos consumidores, a probar nuevos canales de distribución, a sensibilizar a la comunidad hacia una nueva disciplina artística…

 En un mundo que busca nuevas experiencias a un ritmo cada vez más y más vertiginoso,  el marketing cultural es genuinamente un instrumento clave para reunir a marcas, artistas y consumidores en torno a ideas verdaderamente inspiradoras.






 

 

Marketing Cultural: Columna para la Asociación Argentina de Marketing

Desde noviembre de 2015 escribo una columna para la AAM, sobre Marketing Cultural. Compartiré reflexiones, casos y entrevistas.  Desde alianzas entre marcas y proyectos artísticos de diversa índole, casos exitosos -y de los otros , que también sirven para aprender!- y entrevistas con colegas, hasta el financiamiento para actividades culturales y las leyes de mecenazgo. 

Si te interesa el marketing, y la responsabilidad social empresaria, no podés dejar de tener presente el marketing cultural. 

Al final de cuentas, las pasiones que atraen y fidelizan  a tus consumidores pueden ser las mismas que proponen un gran espectáculo, recital o exposición.

Artes Escénicas: Mujeres en la Gestión


Entrevista para la revista online AAC -Administración, Cultura, Creatividad-, una publicación periódica digital de la Facultad de Ciencias Económicas,  Universidad de Buenos Aires. (Diciembre, 2013).

Las experiencias de tres jóvenes profesionales entrevistadas en el Teatro Metropolitan Citi de Buenos Aires por Ariel Stolier, Director de ACC.

Para ver la entrevista completa, visitar
Artes Escénicas: Mujeres en la Gestión

Público, negocios y pasiones: Marketing de Espectáculos

En febrero de 2014 se llevó a cabo en la Universidad de Palermo el Primer Congreso de Tendencias Escénicas, conjuntamente con el Complejo Teatral de Buenos Aires. En esa oportunidad, organicé y moderé una mesa sobre Marketing de Espectáculos, una disciplina todavía poco explorada en el país. 


Participaron de esta mesa:
Mariano Fernández Madero, Director Ejecutivo de la Asociación Argentina de Marketing: “El escenario del marketing: desmitificando los paradigmas del marketing, y su aporte al espectáculo y la cultura”.
Claudio Daniel Destéfano, Director del diploma de Management y Marketing Deportivo ESEADE-Deloitte: “Aprender de quienes saben- Cuando las camisetas hablan”.
Patricia Casañas, Jefa de Prensa y Comunicación de Fundación Teatro Colón: “Marketing y la experiencia musical”. 
Sebastián Blutrach, Propietario y director artístico del Teatro Picadero: “Para quien producimos teatro, quien es nuestro público”.

En mayo de este año, en el Tercer Congreso,  nos reuniremos nuevamente con importantes referentes del campo del espectáculo en vivo en la Argentina. Mientras tanto, les dejo el material sobre la mesa del 2014.

Para leer el artículo completo, visitar
Público, negocios y pasiones: Marketing de Espectáculos 


Un panorama de la actualidad teatral en Australia

Hace exactamente 10 años fui invitada por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Australia a visitar organizaciones culturales en Adelaide, Brisbane, Melbourne y Sydney. El programa -Cultural Awards- me permitió visitar, en esas ciudades, a las más importantes compañías de teatro y danza, teatros independientes y oficiales, museos y galerías. Pude también intercambiar ideas y experiencias con artistas, gestores culturales, y funcionarios. 

 

En esta década, mucho ha evolucionado el campo cultural en ese bello país, pero el recuerdo de encontrar a colegas en un continente tan lejano para nosotros, con tanto talento, creatividad  e innovación me marcó profundamente. Por eso, al cumplirse 10 años de ese verdadero viaje de descubrimiento, comparto mis reflexiones al respecto.

Publicado en  Reflexión Académica en Diseño y Comunicación Nº VIII [ISSN: 1668-1673]. Visitar

http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/vista/detalle_articulo.php?id_articulo=1455&id_libro=10

"Lo público y lo privado, grandes aliados para el desarrollo cultural de las naciones".

Breves reflexiones sobre el apoyo a la actividad cultural en Argentina y Brasil, artículo publicado por CAMBRAS, Cámara de Comercio Brasileña, 2012.




"Un músico debe hacer música, un artista debe pintar, un poeta debe escribir, si quiere finalmente sentirse bien consigo mismo. Lo que un hombre puede ser, debe ser".

Abraham Maslow,  1908 – 1970